31 de agosto de 2012

Rompiendo el círculo vicioso

Sonrío, dolorosamente sonrío; pero no me duele la herida mortal que me he hecho, la decisión que he tomado y el final que espero que llegue; me duele lo que me ha dolido siempre: no saber distinguir el principio del final, comprobar otra vez que los pocos recuerdos que poseo están asociados al contenido de una copa, ver con estupor que incluso ahora sólo puedo encontrar belleza en ese círculo,…
Me duele la vida perdida por el alcohol, me duele haber tenido que tomar esta decisión; pero también sé, que nunca hasta ahora, he sido más certero y más valiente.

30 de agosto de 2012

La charca


Han echado tantas capas de alquitrán que ya no conocemos la profundidad de la calle. Ayer la vecina del cuarto quiso cruzarla pero con el calor que hace, antes de que pudiéramos hacer nada, se la tragó el asfalto.

28 de agosto de 2012

27 de agosto de 2012

Ácida






















La niebla bajó hasta tragarse la ciudad.
Tenía toda la noche para digerirla.


Microrrelato escrito por Luisa Hurtado González

Ilustración hecha por Amparo Martínez Alonso

(Si tienes un microrrelato con temática ecologista, no dudes en enviármelo. Si, por el contrario, prefieres ilustrar, ponte en contacto conmigo, esta sección la estamos construyendo entre todos y estás invitado. ¡Muchas gracias!)

24 de agosto de 2012

Desencuentro


            Coincidimos en la barra del único bar, ella a un lado y yo a otro, y hablamos a golpe de alcohol de desamores y desengaños.
            -Sólo soy un hombre, como todos –repetí-. Fui famoso, gané dinero y lo perdí todo, también a ella.
            -¿Dices que fuiste cantante? No recuerdo haberte escuchado nunca.
            Eso me hizo sonreír.
            -Y tú, ¿qué querías?
            -Ni un príncipe ni un rey, no soy una reina. Sólo he buscado un hombre.
            Y la barra se erigió en frontera, yo volví a llorar y beber mis penas, ella me miró otra vez sola.

(microrrelato escrito para el concurso de Relatos con Banda Sonora de la Cadena Ser, inspirado en la canción “Ojos de gata” de Los Secretos)

22 de agosto de 2012

Mi finca


                Lo confieso: me gusta mi trabajo; ser portera de un bloque de pisos llena todas mis aspiraciones y me ofrece un buen puñado de posibilidades.
            Disfruto limpiando los espacios comunes, dejándolos impecables; he recogido aplicando la oreja en las puertas adecuadas murmullos y silencios, discusiones y algún que otro gemido; y todo eso, no, no lo he tirado, lo he reciclado y he sacado más de un pellizco a fuerza de propinas, extras y chantajes. Vigilo con celo la entrada e impido la entrada a terceros, a no ser que me expliquen a dónde van o para qué; hay que tener mucho cuidado con los extraños y lo seguiré teniendo aunque alguno de ellos no haya vuelto o algún vecino haya dejado de hablarme. Me encargo de repartir la correspondencia; sólo en ocasiones me he extralimitado leyendo alguna que otra carta, pero mis intenciones siempre han sido buenas, tanto si he dejado que la dolorosa misiva llegase al destinatario, como cuando ha aparecido accidentalmente en un buzón equivocado o se ha extraviado en uno de mis armarios. Me ocupo de recoger la basura y de sacar los cubos a la calle, eso sí, como hacen algunos detectives en algunas películas, he podido descubrir no pocas cosas inspeccionándola; pero a veces, como soy algo mayor y también un poco despistada, he de confesar que la bolsa de basura ha vuelto lamentablemente rota a la puerta del que la ha generado; no acabo de saber por qué pasa, para mí es inexplicable pero no creo que haya que darle mayor importancia. Como es lógico guardo copia de las llaves de todos los pisos de la finca; a veces, y sólo por prevenir, entro en ellas cuando no hay nadie y aunque no pase absolutamente nada; soy muy profesional, he tomado notas y fotos durante años. E intento, como buenamente puedo, solucionar cualquier problema que afecte a la comunidad de vecinos para la que trabajo; por ejemplo, en estos días de invierno, sin ir más lejos, les he cortado el agua y la calefacción, he colgado del ascensor un cartel en el que pone “estropeado” y les he dejado a oscuras, hasta que mi hijo que está en el paro pueda vivir en el quinto derecha, sin crear problemas y sin hacer mucho gasto, para esperar tranquilamente a que el viejito que vive en él definitivamente haga testamento y la palme.
            ¿En qué otro trabajo podría obtener más? Si conocen alguno, me encantaría que me lo dijesen, nunca está de más cambiar e intentar mejorar en lo que haga falta.

(relato escrito para la convocatoria “Historias de portería” lanzada por La Esfera Cultural)

20 de agosto de 2012

Por la ciencia



            A pesar de estar atado de pies y manos, no estaba tan incomodo, la habitación tenia buena iluminación y una calida temperatura. Por haber vivido la mayor parte de su vida en lugares habitados, podía comprender la mayor parte de lo que hablaban los humanos; pero había una palabra que el pequeño simio no conocía, esta era….”disección”.

Microrrelato escrito por Carlos Veloso

Ilustración hecha por José Ato

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17 de agosto de 2012

Juegos de niñas


 Sentado en un banco y solo, un hombre vigila el inocente e incansable juego de las niñas.
          Ellas saltan a la comba, dejan que sus faldas se balanceen y que sus suaves muslos queden expuestos al aire. Juegan, no se dan cuenta de que alguien las está mirando.
 Hasta el día de hoy, en el que él logrará atraer a una de ellas con una sonrisa y un caramelo en las manos.

15 de agosto de 2012

Resaca



      El viaje de mis lágrimas saladas hasta ser mar me enseñó que tu piel ya nunca volvería a serme vetada. Nunca lo sabrás, pero el dolor que me causaste me convirtió en ola, ésa que te besa la piel una y otra vez, incansable, la misma que hoy viéndote junto a él te arrastrará a lo más hondo para satisfacer mis recién estrenadas ansias de venganza.

(microrrelato escrito como respuesta a la propuesta de Esta noche te cuento, para el mes de julio)

13 de agosto de 2012

Los últimos del bosque


            Sólo quedan bosques en los depósitos de los museos: una evocación amarilla en libros desvencijados. Igual sucede con los árboles, los acordes del viento o el olor de las madreselvas. Todos extintos, convertidos en tenues trazos de memoria, esquirlas que socavan los recuerdos. En esos tomos carcomidos he descubierto imágenes de robles, colores que ya no existen, los caminos de las hormigas,  el árbol del que germinaban las mariposas…Se acabó huir. Esperaremos exhaustos en este caserón destartalado, en el mismo lugar donde antaño florecía la espesura. Ahora el bosque es un precipicio abrupto lleno de escombros y cenizas; un lugar donde anidan los cristales rotos. A lo lejos se escuchan las sirenas, el chasquido de los percutores y el ladrido furibundo de los perros. Se aproximan incansables.  Husmean la maleza, pero ahí debajo no perciben nada, sólo razones difuntas y argumentos roídos por la herrumbre. El cuerpo del abuelo permanece ovillado en el sillón mientras los niños corretean risueños entre las basuras.  Huele a frustración, revolotea la sombra del ocaso, se marchitan las quimeras. Papá me acaricia la nuca. Llora. No se percibe nada en la lejanía, ni siquiera el futuro. Ahí están, disparan. Papá ha caído. Somos los últimos.

Microrrelato escrito por Xavier Blanco
Ilustración hecha por Amparo Martínez Alonso


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10 de agosto de 2012

Producto defectuoso


          El dueño de la única sirena en cautividad del mundo, un pescador sordo, esperaba hacerse inmensamente rico sacándola a subasta. Sin embargo nada salió como quería.
-Ni carne ni pescado –pensó el famoso cocinero pensando en cómo cocinarla.
-Es guapa y canta bien, pero no baila –se dijo el productor discográfico.
-No cabe duda de que es una pieza única; pero… está viva, come, ensucia, necesita una piscina y es demasiado guapa, ¿no crees? –dijo la coleccionista a su amiga.
Un silencio incómodo empezó a extenderse por la sala de subastas, un silencio en el que sólo podían escucharse los bufidos del desesperado pescador que, sin comprender nada, ya sólo pensaba en devolver la sirena al agua y olvidarse cuanto antes de ella.

8 de agosto de 2012

El principio del fin


Un día los aburridos ángeles empezaron a pensar picardías.

6 de agosto de 2012

La máquina


Ese día su consternación alcanzó el borde del vaso. La contaminación, el deterioro del medio ambiente, los crímenes viles del ser humano al planeta (y entre ellos), le produjeron agobio y enfado. La idea que venía rondando por su mente se concretó y caminó hacia la máquina. Viajó doce, trece, catorce millones de años, hasta que encontró al eslabón perdido. Mató al homínido sin dudarlo. Mientras se transformaba en no-existencia, alcanzó a implorar que la naturaleza no volviera a cometer ese error.

Microrrelato escrito por Sergio Cossa
Ilustración hecha por Amparo Martínez Alonso

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5 de agosto de 2012

La encuesta


¿La habéis visto ya? Está justo aquí al lado, arriba a la derecha.
Fácil, fácil.

3 de agosto de 2012

Optimista


            El microrrelatista creía que nadie mejor que él para sacarle partido a aquel colgajo de más bien escaso tamaño.

(nanorrelatos que participan en la convocatoria “Minicuentos eróticos con un toque de humor” hecha por Cuentos y más)

2 de agosto de 2012

Casimiro


          “El tamaño no importa”, se repitió una vez más, mientras extendía la mirada por las grandes tetas de la mujer que tenía delante.

(nanorrelatos que participan en la convocatoria “Minicuentos eróticos con un toque de humor” hecha por Cuentos y más)

1 de agosto de 2012

En el asilo


            Todos le llamaban príncipe azul, ellas y ellos, nadie como él para sacar rentabilidad a esas benditas pastillas.

(nanorrelatos que participan en la convocatoria “Minicuentos eróticos con un toque de humor” hecha por Cuentos y más)