23 de diciembre de 2013

Meteorología para niños


La Agencia Estatal de Meteorología (antiguo Instituto Nacional de Meteorología) reedita y amplía el contenido de sus colecciones infantiles “Maleta del tiempo” y “Observando el tiempo”.
Lo que quiero decir es que reedita esas publicaciones en formato digital para su descarga gratuita, tras haber ampliado el contenido de las mismas con actividades educativas que padres y profesores pueden hacer con el niño para acercarse juntos al mundo de la meteorología.
El enlace para acceder a estas publicaciones es el siguiente:

En cuanto a mí, he tenido la oportunidad de aportar los cuentos “La presión” y “Los meteoros”, así como una gran parte de los experimentos, actividades que (creedme, por favor) no precisan ni de conocimientos previos ni de material extraño, que simplemente se han de realizar junto al niño con un mínimo de ilusión y curiosidad.

Pero… ¿qué es la meteorología? Es la ciencia que estudia todo lo que ocurre en ese espacio que empieza donde acaba la nariz y hasta que la atmósfera termina, es la ciencia que con unos cuantos datos tomados aquí abajo pretende saber qué ocurre allí arriba y predecir cómo nos afectará mañana. El asunto no es fácil. Se necesitan voluntarios, aficionados, científicos, ordenadores, satélites, sondas, plantas y animales (ellos, a su modo, también miden y observan) y… no sé cuantas cosas más. Vamos, que hay que hacer cantera.
Dicho esto, ¿por qué no difundes el enlace?, ¡dáselo a tu vecino, al profesor de tus hijos!, mira por donde ya sabes qué hacer con tus chicos en Navidad, en familia, algo que no te costará nada y con lo que a lo mejor haces unas risas. 


¡Pásalo! Puedes quedar estupendamente sin gastarte un duro. Como suena.









(Fotografías de Jose Luis Rafael, publicadas en Palabras, fotos, días)

22 de diciembre de 2013

PFD y Ponfiel (102)



Nuevas estrategias
Diseminados por el mundo acaban de nacer varios caballos de colores, que los hombres han acogido de agrado. Son símiles de antiguos corceles utilizados en las guerras santas. Ahora se utilizan para desviar la atención de los manejos políticos.

Texto: Ponfiel (blog: Cirujano de letras)
Fotografía hecha por Jose Luis Rafael (publicada en Palabras, fotos, días)

19 de diciembre de 2013

Una noche de cuento

Llegó a la fiesta como Cenicienta, buscando a su Príncipe Azul; aunque, si era sincera consigo misma, debía de admitir que se conformaba con un Juan Sin Miedo, con un astuto Gato con Botas o incluso, por qué no, con un simple Patito Feo de buen corazón.
Miró a su alrededor.
Allí estaba Blancanieves, escoltada por no menos de siete enanos, bella, encantadora y dulce, incapaz de ver a la bruja que, a tan sólo dos metros, estaba envenenada de envidia. Más allá, casi recostada en un sofá, La Bella Durmiente, como siempre, apática, muda y aburrida. Acodado en la barra y al acecho, Lobo, ocultando dientes y uñas, disfrazando sus oscuras intenciones, acercando su comportamiento al de una encantadora abuelita. Y frente a él, dándole conversación, Pinocho, contando mentira tras mentira, mientras su nariz enrojecía a golpe de lingotazos de alcohol. En un rincón tres hombres hacían corro entre risas soeces y miradas obscenas; al verlos comportarse como cerdos, por un instante, quiso poder borrarlos de un soplo a sabiendas de que ese deseo de cuento lamentablemente nunca se cumpliría. Podía ver a Caperucita Roja, a la Ratita Presumida, a Barbie y a Ricitos de Oro, haciendo pandilla; a aquel que apodaban el Emperador vestido con un traje maravilloso que sólo él veía; a Peter, incapaz de asumir que se hacía viejo, a una tal Alicia, y a aquella pareja que se mantenía unida, a pesar de la ostentosa diferencia de edad y de que ella fuese tan bella.
La fiesta sólo acababa de empezar y ella, como un Sherlock Holmes cualquiera, tenía que descubrir quién ocultaba a Dr. Jekyll y Mr. Hyde, tras qué rostro se escondía Jack el Estrangulador, quién se creía Superman y no lo era, quién como Ali Baba parecía no tener suficiente con  cuarenta conquistas o, quizás, dónde estaba La Rana que podía transformarse en un príncipe para toda la vida.
La noche acababa de empezar y el cuento de todos los sábados parecía que no iba a acabar nunca.  

18 de diciembre de 2013

PFD y Ponfiel (99, 100 y 101)



Telégrafo
Habíamos establecido una concordancia similar a la utilizada en el Telégrafo. Yo era un punto. Tú lo eras seguido. Tú un tachón, yo dos. Y así hacíamos filas y filas, hasta que el punto fue aparte. No hubo forma de reconciliación. Ahora somos simples mudos en un empedrado que quizás mañana nos acabe enseñando que solo hacíamos que tropezar en la misma piedra.

Vidas encerradas
La elevada consistencia de las piedras le hicieron ver pasar miles de historias cual más cruel. Después de los años y apenas desgastadas alzan su voz porque nos quieren contar lo equivocados que estamos, mientras el hombre sigue pisándolas sin escrúpulos, como objetos inanimados.

Industria
La industria lítica se ha revolucionado desde el momento en el que en vez de darse palos unos a otros han comprobado tras miles de pruebas, que hay armas más eficaces como el empedrado. Hay quien se dedica a buscar víctimas para empedrarlas y dar un auge a la industria, los mismos que se enriquecen. Es la única forma de salir de la crisis.

Texto: Ponfiel (blog: Cirujano de letras)
Fotografía hecha por Jose Luis Rafael (publicada en Palabras, fotos, días)

16 de diciembre de 2013

Forma desconocida de vida

-Y aún así, era imposible concebir cómo lo hacían. Los científicos estaban desconcertados, la alegría que habían mostrado se transformó en una mezcla de teorías descabelladas y excusas. No habían visto jamás una prueba más evidente de vida en el espacio pero ¿cómo había sido, acaso seguía viva? Se lo replantearon todo: cómo coger muestras, cómo experimentar con ellas, cómo observarlas, cómo…
-¿Y?
-Y aún así, siguen sin saber cómo lo hacían o cómo lo hacen. Cada vez tienen más preguntas.

(microrrelato presentado al concurso “Planetas ignotos” convocado por Páginas de Espuma, las palabras “Y aún así, era imposible concebir cómo lo hacían” debían estar contenidas en él)

15 de diciembre de 2013

PFD y Hugo (47)



Por las calles del pueblo ha pasado la vida que conozco, las personas que he amado, algunas que...no tanto. Desde mi ventana he visto como el transcurrir del tiempo ha ido transformándolo todo, vistiéndolo de modernidad. Mis amigos me han dicho -medio en broma, medio en serio-, que mi ruinosa habitación se desmoronará y no tendré adónde ir. Mi único y fiel compañero de años, mi gato Felipe, se ha ido hace ya una semana. El sol apenas ha querido pasar a través de las cortinas deshilachadas.
Y me he despertado con la certeza de que estas ruinas me sobrevivirán.

Microrrelatos escritos por Hugo (blog: De musas y otros  cuentos)
Fotografía hecha por Jose Luis Rafael (publicada en Palabras, fotos, días)

12 de diciembre de 2013

El móvil

-… y nunca le recordaba.
-Lo que no se debía contar es lo que acabas de decir. ¿Dónde queda la promesa que hiciste?
-Ese juramento murió en cuanto se olvidó de su hijo, de nuestro hijo.
El pequeño agachó la cabeza aparentemente compungido mientras sonreía por dentro. El que su madre le hubiese olvidado de aquel modo, el que estuviesen hablando ahora de ella gracias a aquel viejo álbum de fotos, le daba una razón y una poderosa ventaja.

(microrrelato escrito para ReC, las palabras de inicio “Y nunca le recordaba lo que no se debía contar” eran obligatorias)

11 de diciembre de 2013

PFD y Ponfiel (97 y 98)



Nouvelle couisine
Sometida bajo presión mediática la seta ofrece todo su esplendor a cuantas cámaras se acerquen a observarla. Sabe que es la más grande de toda la zona, la más esplendorosa, exuberante y fotogénica. Sabe a ciencia cierta que no hay nadie como ella, que todos quieren posar las piernas a su lado para comprobar lo magnífica que es. Mientras ella se regocija en sus grandezas el resto saben dónde va a ir a parar. Y callan silenciosas, en una espesa bruma que las conecta en la ironía, engrandeciendo a la lustrosa seta. Ella coge con agrado las palabras de elogio y los piropos. Todas saben el satírico final que le espera,  aunque ella diga que se va de viaje a Paris a conocer a un gran maître.

Aplastamiento
Los esporangios producen esporas que se diseminan por el aire gracias al viento, que  las esparce hasta que son depositadas en lugares lejanos para iniciar el camino de una nueva vida, que nacerá, crecerá y se reproducirá en lo que es llamado el ciclo vital de la vida. A veces este camino queda truncado, cuando viene alguien después que tú y te aplasta con su pie hasta dejar diseminados tus anhelados filamentos en los cuales has depositado parte de tu vida, en la que creías, y que el imbécil de turno se cruzó en tu camino y creyéndose cesar de un imperio se adueñó de cuanto quiso. Menos mal que siempre queda algo, aunque sea el remordimiento, y la complacencia de verle caer al foso más tarde o temprano.

Texto: Ponfiel (blog: Cirujano de letras)
Fotografía hecha por Jose Luis Rafael (publicada en Palabras, fotos, días)

9 de diciembre de 2013

Llegó su hora

ilustración de Sara Lew
          El verdugo siempre había sido muy puntual y no iba a dejar de serlo esa mañana. Miró el reloj, dejó que sus ojos registrasen el amanecer, comprobó el nudo de la soga y empujó con los pies la silla que le sostenía.
Fue una ejecución curiosa, dentro de una casa, sin público y a solas.

(microrrelato escrito para la propuesta de ENTC del pasado mes de octubre, cuyo tema era: “cita con la muerte”)

8 de diciembre de 2013

PFD y Ponfiel (95 y 96)



El monstruo
                Desde un lejano planeta habitado por seres extraños emergió del suelo un enorme monstruo parecido a una araña. El chico que había salido de la cápsula de inspección (de la nave que la nasa había mandado hacía dos décadas), miró atónito el bichejo, con respiración entrecortada y cierto desprecio, en el intento de salvar su vida. Aquel curioso encuentro fue transcendental, pues cambió el mundo del chico, tan limitado y escaso, en la raíz de una nueva era, a través de la cual supo encontrar su origen. Viendo que entre ellos no había demasiadas diferencias estableció una estupenda amistad. Desde entonces no se han vuelto a separar. Los espectáculos que dan en la tierra no dejan indiferente a nadie, y han subido al éxito al chico, que transformado en prestidigitador hace la delicia de grandes y pequeños. Los medios de comunicación nunca creyeron su historia simbiótica a pesar de haber pasado exámenes exhaustos de veracidad con el polígrafo, análisis sanguíneos, metabólicos, psicológicos y psiquiátricos. Cuando los periódicos sensacionalistas dicen de continuo que el monstruo solo tuvo un origen, salió de su interior.

Desfallecimiento mundial
                Succionados por infinidad de mandíbulas el interior de las personas desvanece. No hay lugar proclive que no esté sujeto a sus designios. En pocos años el mundo estará vacío. Los hombres no son capaces de controlar la plaga arácnida del vacío absoluto.

Texto: Ponfiel (blog: Cirujano de letras)
Fotografía hecha por Jose Luis Rafael (publicada en Palabras, fotos, días)

5 de diciembre de 2013

Reales derechos


Hacía cinco horas que el ascensor, que ahora se tragaba a su hijo, había abierto sus puertas; entonces le había sorprendido su altura y su seriedad, su sonrisa y su abrazo. Había pasado un mes desde la última vez que lo había tenido ante sí y durante toda la tarde había estado dando cumplida respuesta a los caprichos del pequeño: una hamburguesa con todo, dos vasos de refresco, un pedazo de tarta con helado de chocolate y una bolsa de chuches para el día siguiente.
Suponía que durante todo ese tiempo la cara de tonto feliz hablaba de su divorcio y del régimen de visitas; sin embargo, el niño acababa de dar una vuelta más de tuerca y ahora él, a la cara de idiota, sumaba unos ojos vidriosos al borde del llanto como nunca en su vida. Su hijo, un instante antes del adiós, le había entregado la pequeña corona de cartón que había lucido durante la merienda.
-¿Me la guardas, papá? Es una corona de reyes y el amigo de mamá no lo entendería.

(microrrelato publicado en el último número de Pseudònims, cuyo tema era “coronación”; sí, el último, no habrá más números de esta revista, lo que viene a ser una pena)