30 de junio de 2014

Witzum


Witzum, una aplicación para leer y publicar microrrelatos, empieza a rodar.
Se dispone así de una nueva forma de navegar por historias breves, donde los lectores pueden descubrir de forma continua microrrelatos y autores que quizás no hayan leído antes.
Si bien el proyecto todavía se encuentra en etapa de desarrollo y no están a punto todas las funciones de las que se quiere dotar a este nuevo espacio, el lector de microrrelatos ya está disponible y abierto al público. Yo misma, como lectora, confieso que es difícil dejar de leer una vez se ha empezado.
Y como autora, agradecer la oportunidad y prometer intentar enriquecer ese espacio con historias de todo tipo de estilos, géneros y tamaños.
Witzum es una buena noticia para el microrrelato. Regístrate y empieza a disfrutarlo. Te estamos esperando.

27 de junio de 2014

Terrestre

Un día se descubrió en este extraño mundo vistiendo un increíble traje espacial y moviéndose a una velocidad más o menos constante de 365 días por año.
A medida que el tiempo fue pasando, la finísima escafandra de piel se adaptó a su tamaño y forma variables, asumiendo un número indeterminado de pequeños cambios que lo habían mantenido con vida. Sin embargo, hace algunos años, justo cuando empezó a pensar que la velocidad era demasiado rápida como para disfrutar del viaje como éste se merecía, el traje había empezado a dar muestras de deterioro.
Hoy, casi una vida terrestre después, cuando cada día siente más cerca el final, se pregunta: “¿He aprovechado bien el tiempo, estoy seguro de haber vivido con la intensidad que se merece una experiencia como es ésta, fascinante y única?”.

25 de junio de 2014

Contagio

Creo que he contraído la enfermedad. Desde hace unos días, la carne fresca de mi novia tiene un olor especialmente agradable y apetitoso; pero no le voy a decir nada, será una sorpresa.

23 de junio de 2014

20 de junio de 2014

Fantasmas del pasado

            Nos apuntamos a aquella terapia de grupo por él, sólo por él, para que hiciese amigos y saliese de la tumba; pero ahora que está fuera, que hemos empezado a hablar de lo que pasó, ha empezado a dolernos.
            Mi marido dice que esto acabará por hacernos bien aunque ahora no lo parezca, pero yo sigo pensando que hubiese sido mejor permanecer en silencio y hacer como que no hubiese existido nunca, que volveremos a pagar con lágrimas el pretender ser buenos padres de un chico con un desarrollado gusto por el sadismo y la violencia.
            Y sé que estoy en lo cierto porque, ayer mismo, por la noche, creí ver en los ojos de sus nuevos compañeros el mismo miedo que yo tenía en los míos.

18 de junio de 2014

Preparados para todo

Durante años le vimos reducir sus necesidades básicas. Cierto día nos anunció que empezaría a economizar las palabras. Más tarde llegó la crisis, desde entonces nos reparte consejos y cuentos a partes iguales.
Nosotros decimos que nos alimenta el alma.

(microrrelato envuelto para regalo con motivo del cuarto cumpleaños de la Internacional Microcuentista)

16 de junio de 2014

Un muerto muy fresco

Cuando nos conocimos nos dimos la mano pero te negué los besos, porque tu cara estaba sencillamente repugnante y porque, aunque ya no me sirviese de mucho, quería mantener dentro de la cabeza mi cerebro, como había estado siempre. Recuerdo que te hizo gracia mi rechazo; me dijiste que era un cobarde pero ahora, que tengo un poco más de experiencia, pienso que tú tampoco te reíste tanto como hubieses querido, que tenías miedo de que la mandíbula se te cayese.
Ha pasado algún tiempo desde entonces, te he pedido con insistencia que me devuelvas mi mano, pero estoy empezando a asumir que no lo harás; y es que, en comparación con la que tú me entregaste, la mía tenía todos los dedos y aún se movía aceptablemente bien, casi como si yo aún viviese.

13 de junio de 2014

Juguetes

Sé que están enfadadas. En cuanto entro en la habitación se hace el silencio y permanecen rígidas mirando al infinito. No quieren entender que he crecido, que ya no tengo edad para estar con muñecas y que es hora de jugar a los médicos con algunos chicos.

11 de junio de 2014

Ruptura

Llevaba días intentando ponerse en contacto con ella, pero todas sus llamadas acababan estrellándose contra el anticuado y estéril fondo de alquiler que había contratado para cuando la gente la llamaba y no quería dejarse ver.
Poco después empezó a rastrear la red. En un principio, con discreción, casi de puntillas; pero con el paso del tiempo, al no encontrar su huella, con verdadera premura y temiéndose lo peor.
Fue entonces cuando recurrió a las replicas de seguridad que la nube hacía de sí misma. Recuperó las charlas, volvió a oírlas, y comprendió que ella le había avisado a su manera, y que él, como de costumbre, adicto al programa que eliminaba las malas noticias en cuanto el cerebro las etiquetaba y asumía, había cambiado de tema. Comprendió demasiado tarde que ella quería desaparecer, que iban a reprogramarle los sistemas de recuerdos y a ser otra, que quería empezar de nuevo y desaparecer, que quería que él fuese definitivamente eliminado de su vida.



(microrrelato seleccionado en el I Concurso de Ciencia Ficción convocado por Letras con Arte)

9 de junio de 2014

Tóxico


Mucho me temo que vienen a rescatarme otra vez. Primero fue salvarme de los golpes de mi padre que empezaron a cambiarme por dentro, después sacarme de la secta donde supe que mi mente ya para siempre necesitaría órdenes y hoy, ahora, que me siento persona porque sus ojos se han posado en mí después de decirme cien veces qué he de hacer y cómo, hoy que me he decidido a insultarle, a gritarle y atarle como él hizo conmigo antes, hoy que me ha sonreído, llegan ellos sin que nadie les haya pedido nada. 

6 de junio de 2014

Cara a cara

A un lado del cristal el hombre, malencarado y taciturno, miró con desprecio a la que vieja que aún pretendía ser llamada madre, pero que sólo era la infeliz que no había tenido los huevos de plantarle cara al cabrón con el que se acostaba y que él había matado, no hacía tanto, para hacer la justicia que se merecía el niño dulce y sonriente que había sido y que era, maldita sea, lo único bueno en su asquerosa vida.
Por su parte, al otro lado de la superficie transparente y dura, la mujer, cansada y llorosa, miró al hombre en que se había convertido su hijo, un infeliz demasiado parecido a aquel hombre que les había arruinado la vida, el cabrón que había muerto a manos del niño dulce y sonriente que aún ella veía, el mismo que se había mordido las lágrimas, maldita sea, para hacer lo que había hecho, quizás lo único realmente bueno en su asquerosa vida.

4 de junio de 2014

Autobiografía

Llegar a ser un barrio no es cosa fácil, hacen falta voluntad y años, muchos años.
El día que salimos de la aldea, muertos de hambre, buscando los restos de las alquerías de las que nos habían hablado, pensando ya en convertir en ermita cristiana el cochambroso edificio pagano que nos miraba, éramos aún agricultores aunque  estábamos dejando el campo. Poco más adelante, tras la primera curva, nos vimos convertidos en canteros y caleros, oficios que nos llenaron el bolso de billetes mientras alimentaban la ciudad que no dejaba de crecer a nuestro lado, ciudad que secretamente envidiaba nuestra iglesia, nuestro hospital y nuestro pan, ése que llegaba a sus mesas aunque el río sin puente siguiese separándonos. Más tarde, un par de siglos más tarde, cuando el paso se construyó y la monstruosa urbe empezó a tragarnos, llegaron las  flaquezas y las debilidades, los malos hábitos, los años tristes que no podemos olvidar ni olvidamos; hasta que empezamos a mirarnos los unos a los otros, encontrando en el extranjero un vecino, en el obrero un hermano, cogiendo la historia por los cuernos para ponerla de nuestro lado y empezar a ser lo que fuimos siempre: barrio.

(microrrelato que presenté al I Certamen de Microcuentos Vallecas Calle del Libro y que viene a ser un resumen de la historia de ese barrio madrileño)

2 de junio de 2014

La tormenta perfecta

Oímos los primeros truenos al poco de empezar a cenar, con la sopa. Isa y yo nos miramos con miedo pero no dijimos nada, como siempre nos ha dicho mamá que hagamos.
Después, cuando terminamos de comer la naranja, recogimos la mesa muy deprisa, en silencio, intentado no llamar la atención, para acabar escondiéndonos debajo de la cama, temblando y oyendo como la tormenta crecía.
Isa empezó a llorar muy bajito y yo la abracé mientras intentaba escuchar. Mamá dice siempre que las tormentas empiezan como acaban y que sólo hay que tener paciencia.
Sin embargo ésta fue una tormenta muy rara, diferente a todas. Oímos los gritos de mamá, los insultos de papá y un silencio muy largo. Puede que papá llorase un poco, no estoy segura. Solo sé que salió de casa corriendo y que mamá, cosa extraña, aún no ha venido para consolarnos y abrazarnos como ha hecho siempre.