En nuestra
historia los viajes en el tiempo fueron antes.
Con ellos le
conocí siendo un bebe tranquilo; pero después fueron llegaron a mis retinas
otras imágenes: aquella tarde de pantalones cortos, un balón y sonrisas, el
cumpleaños con las velas recién apagadas y un deseo por cumplir, el posado
junto al castillo de arena con su hermano pequeño, negros ambos, el primer
traje para asistir a la boda de una prima, el estirón, el universitario de pelo
largo, la comida que con que celebró su primer empleo…
Y todos estos
viajes, saltando de un año a otro en un segundo, fueron dirigidos por el dedo
índice de la mano derecha de la tía Emilia, una prima lejana de mi madre que me
había visto obligada a visitar, que había insistido en mostrarme algunos
álbumes de fotos familiares.
Después llegó
el sonido inequívoco de la puerta de la casa, de unos pasos que se acercan,
hasta que él apareció en el presente, momento en que yo inicié uno de los más
importantes viajes en el espacio que he hecho en mi vida, un viaje corto,
tripulado, consciente y deseado, tras el cual extendí mi mano y me presenté.
Bonito encuentro.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es muy bonito este viaje fuera de lo que se conoce como normal. Espero que tengas mucha suerte.
ResponderEliminarBesicos muchos.