Fue
difícil, no te voy a decir que no; como quizás sepas, murieron algunos de los
nuestros durante la cacería. Pero nadie nos engañó, todos sabíamos qué nos
estábamos jugando y qué poníamos en juego por volver a casa y llenar la cazuela
a la familia. ¡Y lo logramos! Ahora sólo hemos de esperar a que el calamar esté
hecho. Tenemos unas ollas rápidas muy buenas pero la espera, con la que no
contábamos, de días, nos está poniendo peligrosamente a prueba.
(microrrelato
escrito, hace ya tiempo, para Esta
noche te cuento, cuando el tema era “el océano”)
Parece un calamar gigante :)
ResponderEliminarLo releeré más tarde, se me escapa algo.
ResponderEliminarComo el hambre apriete y el calamar no se haga a tiempo puede haber variaciones en el menú, carne por pescado.
ResponderEliminarUn abrazo, Luisa
En nuestro país tenemos una experiencia fuerte en eso de terminar comiendo a "alguno de los nuestros que murieron"...Sólo que no tenían ningún calamar gigante en la olla.
ResponderEliminarMe encantó el relato, saco de él que lo importante es el día a día y trabajar duro para aprovechar cada momentos con los nuestros. Enhorabuena
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