Tras años de peleas y malos tratos, iniciaron los
trámites del divorcio. Sin embargo, él no podía creer que ella hubiese dejado
de quererle y que aquello fuese el final. Un día, alguien le dijo que había
visto a su mujer acompañada de un hombre, sólo eso; y él salió corriendo hacia
la que había sido su casa, dispuesto a coserle en la piel si era preciso, a
punta de navaja, un “Eres mía”.
Tremenda realidad cotidiana que parece no hay forma de erradicar, falta mejor educación para ello.
ResponderEliminarDura y triste realidad del amor muy mal entendido. Un beso Luisa.
ResponderEliminarSí, todavía esa realidad existe, esa posesión que intenta defender el más débil haciendo valer su fortaleza física.
ResponderEliminarGracias, Luisa
Él no entendió los motivos por los que ella quiso separarse. Los demás sí. Una triste lacra que no parece tener fin
ResponderEliminarUn abrazo, Luisa
El "eres mía" se comienza a decir inocentemente, románticamente, y en algún momento se hace patológico...
ResponderEliminarMachote él
ResponderEliminarBesos, Luisa
Si, porque persona no
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