5 de febrero de 2018

Uau

Harta de ser la última de las vocales, de estar en la cola para todo, se apuntó a clases de pilates y fue a un taller de corte y confección.
Fueron algunos meses de trabajo callado y constante alegando una preocupación por su peso y una afición que estaba muy lejos de tener; pero al final llegó el día en que, estirándose con suavidad, logró que sus extremos se tocasen hasta poder coserlos, comprobando que estaba aceptablemente cómoda y, lo que era mejor aún, que el cosido parecía poder aguantar durante un tiempo. Se miró entonces en el espejo y la imagen que encontró en él la llenó de satisfacción: aquello era más de lo que se había atrevido a soñar nunca.
Ahora, con su nuevo aspecto, podría hacer realidad la ansiada venganza: introducirse en algunas palabras en lugar de su odiosa compañera y, más tarde, descoserse. Sí, sería genial poder infiltrarse en vocablos como… bala, paré, mala o pata.
Las dos últimas sílabas le arrancaron una carcajada y, antes de darse poder evitarlo, los hilos cedieron y volvía a ser la misma.

3 comentarios:

  1. Al menos lo consiguió!! Me ha encantado, qué imaginación la tuya. No me canso, ¡eres una maga!!
    Besicos muchos.

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  2. Interesante esa mutación buscando otros efectos lectores :)

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  3. No sé si soy una maga pero... a día y en mi blog, hago un poco lo que quiero. Es lo mínimo, no?
    Gracias, Alfred, por valorar la mutación.

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