El bamboleo de las caderas de Pilar,
cruzando la plaza de la villa de parte a parte, acalló como siempre a los
parroquianos. Uno dejó las cartas en la mesa, otro una frase en el aire, aquel
un vaso en suspenso. Una mujer, pero fuera de su alcance. Mientras, no muy
lejos de allí, una persona tenía otras preocupaciones: ¿cómo podría decirle,
sin hacer daño, que la quería pero que no cumpliría con lo prometido: colgar la
sotana e irse a vivir juntos?
(microrrelato escrito, y que no presenté, a la cuarta ronda de La Copa de Esta noche te cuento, debía contener la
palabra “bamboleo” pero ninguna “b”)
Qué buen micro Luisa. Claro que eso no es de extrañar. Felicidades.
ResponderEliminarBesicos muchos.
O sí, puedes extrañarte. Por supuesto. jeje. Gracias por estar ahí, muchas gracias
ResponderEliminarCreo recordar que en algún sitio de la Biblia pone aquello de "no se puede servir a dos amos". Mi abuela decía "no se puede estar al plato y a las tajadas".
ResponderEliminarBuen relato, Luisa
Un abrazo
Y aunque el dicho es bueno y cierto, cuán humano es quererlo todo.
ResponderEliminarGracias y besos