Quizás habían
pasado mucho tiempo sin reírse juntos, sin mirarse a los ojos, sin buscarse.
Quizás ya se había hecho tarde.
Lo cierto es
que hoy, por casualidad, sus ojos volvieron a encontrarse en una esquina de la
casa y, mientras sus cuerpos se esquivaban, ellos comprendieron que, hubiese o
no crecido un muro entre ellos, ninguno de los dos iba a hacer el esfuerzo de
perder el tiempo en derribarlo.
Tus letras producen lo contrario a la indiferencia, te lo digo yo. Solo siento no tener mucho tiempo últimamente para seguirte como mereces.
ResponderEliminarUn abrazo Luisa
Consigue el tiempo, Ángel, las letras ya ocuparán /reclamarán su lugar. Cuídate
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