La
invasión del planeta había sido tal y como se había previsto que fuese. Miles
de alienígenas se introdujeron en miles de cuerpos humanos y desde ellos
iniciaron una conquista discreta y constante, sin bajas en sus filas ni
derramamientos de sangre, tomando como envases a sus enemigos, así de simple.
Sin
embargo alguien se equivocó, no vio ni el peligro ni el riesgo.
Meses
más tarde los alienígenas seguían viviendo dentro de aquellos cuerpos, fundidos
en ellos, pero habían perdido incomprensiblemente todo afán de conquista.
Los
extraños se habían transformado en espectadores devotos y asistían fascinados
al espectáculo sin fin de una variedad de sentimientos que no habían previsto,
que atravesaba todos los días a aquellos bípedos por dentro y que a ellos los
dejaban maravillados y con la boca abierta.
Presos
de la emoción, ahítos de lágrimas y de risas, dejándose llevar del amor al
odio, pasando por la alegría o el rencor, permanentemente sorprendidos, los
extraterrestres se descubrieron incapaces de renunciar a esa estimulante droga
que es la vida, esa que tú vives ahora.
Jopeeee, así sí!!! Magnífico, claro que eso no me extraña!!
ResponderEliminarBesicos muchos.
Un canto a la vida, o así!
ResponderEliminarGracias