Era un barrio periférico de una gran ciudad, un lugar miserable hecho de papel y de lata con sillas cojas en sus puertas y pequeños jardines sin agua. En ese lugar vivían los olvidados, aquellos a los que la ciudad daba la espalda.
Un día, uno cualquiera, algo empezó a ocurrir en el
mundo. Tembló la tierra, crecieron los mares, millones de insectos eclosionaron
en sus huevos, las cosechas se secaron, los animales enfermaron, los hombres y
mujeres sintieron miedo y temieron por el futuro de sus hijos, las aguas se
contaminaron, las enfermedades infecciosas se sucedieron unas tras otras, el
aire se llenó de polvo, la luna se dejó de ver y el sol pareció nublarse.
Mientras todo
se reducía a arena, el barrio de los olvidados fue una vez más dejado de lado y
quiso la suerte que se salvase.
Vaya..., al menos unos pocos cambiaron el ciclo. Me temo que este cuento es una premonición. MUy bueno como siempre!!
ResponderEliminarBesicos muchos.