Estaba
avisada, había visto el marcapáginas rojo anunciando peligro, pero me zambullí
entre las páginas de aquel libro como una suicida. Con cada hoja que pasaba
sentía la resaca, arrastrándome cada vez más adentro, y dejé de hacer pie.
En
ese momento sonreí, no pude evitarlo, había conseguido mi propósito: olvidarte;
pero, en cuanto te pensé, el mar con una sola ola me dejó varada de nuevo,
llorándote, en la orilla, abrazada a la almohada como me abrazabas tú.
(microrrelato publicado en el número 11 de
Plesiosaurio, en el volumen 3, en la Antología de minificción española e
iberoamericana en redes; sí, son tres volúmenes, y os dejo el enlace para que lo descarguéis y disfrutéis con
calma)
La lectura es una gran evasión y un inmejorable refugio, pero nadie puede competir contra la realidad, siempre vuelve y siempre gana, como bien refleja tu protagonista.
ResponderEliminarUn abrazo, Luisa