Lo recuerda perfectamente, salió de casa, cruzó el descansillo, pulsó
el timbre de la puerta de los vecinos y preguntó por ella. Aún no sabe cómo
reunió el valor para hacerlo pero lo hizo; siendo, aquellos primeros diez
metros, el inicio del viaje de cincuenta años de vida juntos que ahora parecía
llegar a su fin.
Impresionante Luisa. Me ha gustado mucho, cuentas en muy pocas palabras toda una vida cruel.
ResponderEliminarBesicos muchos.
Una vida feliz con el final cruel que todas las vidas tienen
ResponderEliminarAaaaaaawwww
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