Cada
cierto tiempo mamá se cogía vacaciones. Un día te despertabas y descubrías que
no estaba, que era papá quien preparaba el desayuno y te daba los buenos días.
Y lo único que podíamos hacer era esperar, tener paciencia, dejar “que tomase
el aire”, eso y no atravesar la raya que ella había hecho en la arena, aun
cuando pudiésemos verla perfectamente, solo un poco más allá, en el extremo más
lejano de nuestra pequeña isla desierta.
Estaría cazando cerdos largos :S
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