Mi
profundo conocimiento de la educación y la belleza se vio sacudido, desde el
instante en que nos conocimos, por tu estridente forma de vestir y tu modo de
comportarte en aquella fiesta. Sabía que el embarque era heterogéneo, que lo
que primaba era la variedad y que todos los seres vivos estuviesen
representados; pero que fueses tú quien estaba a mi lado no dejaba de parecer
una broma.
Días
después, rodeados de bestias y solos, flotando en aquel azul que nos rodeaba a
bordo de un inmenso e insignificante barco, la comunicación había empezado a
limar asperezas, yo comenzaba a valorar tu personalidad por encima de tus
formas y tú parecías lograr mirarme a los ojos tras atravesar capas y capas de
absurdos modales.
Y
hoy, viéndote dormir junto a mí, rodeados de una pareja de todas las especies
que un día fueron algo en la Tierra, vigilo tu respiración y el movimiento que
los sueños imprimen a tus labios, suplico para que seas tú quien tenga el
empuje y la fuerza para traspasar la última barrera. Escucha, somos el último
hombre y la última mujer pero lo más importante es que, por encima de todo, tú
me gustas y quiero que estés a mi lado.
Me gusta este Noe. Me ha encantado esta nueva versión, Luisa!!
ResponderEliminarBesicos muchos.