Siempre se había sentido observada, pero nunca se había atrevido a comentárselo a nadie. Llevaba años, ahora se daba cuenta, mirando por encima del hombro disimuladamente, girando de repente la cabeza, buscando con los ojos a ese alguien que la estaba mirando; pero nunca había encontrado ni descubierto nada, solo esa sensación constante y molesta, punzante. Hasta ayer, día en el que todo se ha precipitado, estaba tomando algo con un compañero de trabajo, tonteando y, al volver del baño, estaba en el suelo rodeado de sangre.
Vaya final tan bueno!!
ResponderEliminarBesicos muchos.
¿Un accidente lo tiene cualquiera?
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