La mejor manera de
canalizar mi vocación era seguir los pasos de mis padres y hacerme cargo de la
carnicería. Sin embargo muy pronto comprendí que la que había sido su vida no
serviría para mí, algo más amante que ellos de los deportivos, las mujeres
guapas, el alcohol y las drogas. En cambio tardé algunos años en entender que,
en mi mundo y contra todo pronóstico, la vocación de carnicero sí que tenía
salida.
Uyyyy que chico y que final!!
ResponderEliminarBesicos muchos.