Tu
perfume te delata aunque no te muevas. Intuyo que ha llegado el momento en que
me dirás eso que me estás ocultando desde hace meses y de lo que has ido
dejando, aunque no quisieras, señales y pistas: los vómitos y el mal cuerpo del
que a veces te quejas, los pasos que das cuando eres mi lazarillo que ya no
tienen la misma fuerza, las charlas en un susurro, las hojas del libro que
tanto dices que te gusta pero que no oigo pasar por muchas horas que leas, el
hecho de que estés adelgazando sin hacer dieta y no me lo comentes como has
hecho toda la vida.
Y
cómo tú no acabas de decidirte, tomo las riendas y te pregunto, cargado de
miedo por la respuesta:
-¿Qué
está pasando, cuál es la mala noticia?
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