Ayer empecé a dibujarle en
el brazo un mapa de la zona haciendo hincapié en aquello en lo que tendría que
fijarse para no perderse y así poder escapar sin problemas; cuando entendió lo
que estaba haciendo, me regaló una sonrisa, a día de hoy la más bonita. El
próximo día le haré un esquema con nuestros horarios y turnos, para que sepa
cuando estoy yo, lo que realmente me interesa; imagino que volverá a sonreírme
y que me gustará aunque, seamos sinceros, quiero muchas más cosas; y justo
después le pintaré un corazón con nuestros nombres en los extremos de una
flecha, esperando que comprenda cuáles son mis sentimientos y que yo huiré
junto a ella dejando detrás, tan deprisa como pueda, este grupo terrorista que
tanto me esclaviza.
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