Me convertí en Suru, su elefante, al
sobrevivir a los Alpes; todos mis compañeros murieron. Después la guerra nos
unió mil veces, nos convirtió en un paquidermo con un colmillo roto y un hombre
tuerto, en una torre desde la que vigilar la batalla y un general, en un hogar
donde descansar y ese hombre que ahora duerme.
El mundo ha seguido girando a
nuestro alrededor pero las imágenes de las montañas y batallas a las que hemos
superado, en ocasiones pesadillas, continúan visitando nuestros sueños; aunque
ya solo sean eso, sueños de viejos.
(borrador para
esta propuesta de ENTC, en el enlace se puede
leer que el texto final que escribí con Belén Sáenz, juntas estábamos bajo el
seudónimo de Aserejé)
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