La protagonista de la Exposición Universal y yo, el hombre pequeño que dibuja prostitutas, somos opuestos en todo: ella se erige sobre cuatro bases fuertes, yo sobre dos piernas cortas; ella crecerá en verano, cuando se dilaten los metales que la forman, yo dejé de hacerlo hace tiempo y solo lo logro poniéndome un sombrero de copa. Ella es una dama de hierro que se enfrenta a la luz del día; yo soy el retratista de los cabarets y de la vida nocturna. Afortunadamente la han acabado cuando ya nada ni nadie puede hacerme sombra.
(borrador para esta propuesta de ENTC, en el enlace se puede leer que el texto final que escribí con Belén Sáenz, juntas estábamos bajo el seudónimo de Aserejé)
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