Tras cinco años de matrimonio supe
que prefería la versión tuya que habitaba en mis sueños. A partir de ese
momento, elaboré un plan, uno perfecto, que culminó con tu entierro y, mejor
aún, con tu fantasma visitándome al caer la noche. Poco más puedo pedir,
nuestro amor es precioso y completo; solo, y por poner algún pero, creo que he
empezado a percibir una aspereza en tu tacto, una densidad diferente en tu
nuevo cuerpo, un olor picante, una textura extraña que está haciendo que
empiece a sentir algo de miedo.
(microrrelato
para una propuesta de Esta noche te cuento, esta)
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