Nada les había preparado para que se encontrasen de
nuevo, después de tantos años, siendo otros, teniendo otras vidas. Ahora él era
un limpiador y ella una jefa ejecutiva; nada que ver con el soldado alemán y la
mujer violentada que habían sido durante la guerra. Ambos, después del
encuentro y cada uno a su manera, pasaron algunas noches malas, hasta que ella
encontró aquella miserable y dolorosa presencia, cuando menos, oportuna.