La pasada Navidad los niños decidieron representar el cuento de “Los siete cabritillos” y aún hoy hablamos de aquello; sin embargo, seguimos sin saber qué es lo que no gustó a los padres del niño que hizo de lobo: la sangre, sus gritos o el ser conscientes de su pérdida rodeados de nuestros sinceros aplausos.
Supongo que los aplausos de los padres de los otros actores sonaban demasiado, fruto del desenlace tan inesperado que no se dieron cuenta del mal rato que estaban pasando los padres del lobo.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias, por acercarte y comentar el más sangriento de los micros.
ResponderEliminarUn saludo, Luisa
¡Qué durillo!
ResponderEliminarGracias por pasar por mi blog. Ya estás en mi lista.
Un beso, Luisa.
Humor negro, pero no exento de ese punto de ternura y estupidez humana que lo hace viable.
ResponderEliminarUn abarzo.
Encantada de teneros por aquí, un placer inesperado.
ResponderEliminarAh, y me gustan los abrazos, los besos; pero lo que más el "abarzo" de Agus. Al menos por esta vez.
Este me gusta mucho, es macabro pero elegante.
ResponderEliminarFelicidades de nuevo por el blog.
Vaya, vaya, realismo escénico y humor negro, buena combinación, un abrazo.
ResponderEliminarSí, si, me gustó!
ResponderEliminarSaludos!