Aquel hombre odiaba verse por las mañanas en el
espejo, despeinado y sin afeitar, con un pijama arrugado que no lograba ocultar
una fofa y pálida panza. Un instante era suficiente. Poco después empezaba a
vestirse para convertirse en ese general al que su chofer abría la puerta del
auto, el mismo que firmaba sentencias de muerte de hombres como el que se había
quedado en casa, atrozmente real, encerrado y solo, en el espejo.
(microrrelato finalista en el primer concurso de microrrelatos Revista Archivos del Sur)
Luisa, ¡qué imágenes contrastadas! ¡Qué impactante mensaje! ¡Qué buen micro!
ResponderEliminarEse personaje encerrado en el espejo es un concepto brillante.
Los espejos de casa son tan reales que asustan. A veces tratamos de enfrentarnos a ellos el menor tiempo posible.
Un mensaje tan real, tan profundo psicológicamente que molesta que nos lo recuerden...
Un beso admirado, maestra.
AMA
He descubierto recientemente este blog, y he quedado encantado con lo que he visto en él. Si queda un huequecito al fondo, me quedo por aquí, ok?
ResponderEliminarUn abrazo.
Raúl Gómez, a.k.a. Rapso
Destacaría dos cosas:
ResponderEliminarNo hay diferencias significativas (en cuanto a personas) entre verdugos y víctimas.
Los Verdugos son gente "normal" tremendamente acomplejada que no sabe si no recurrir a la fuerza para ocultarlos.
Al menos eso leí yo.
Hola, buenos días. Confieso que los espejos me fascinan por lo que reflejan, por lo que esconden detrás. Y los verdugos... gente normal que hace un trabajo, que no se soporta, que no es soportable, que se sabe insoportable, que odia al mundo o le teme por un asunto u otro. Personas con problemas personales que llevan pijama, que tienen panza y que a veces sólo aciertan a mirar incrédulos.
ResponderEliminarGracias por la visita. Se agradece y mucho, aunque no lo diga tanto como debería.
Se me vinieron muchas imágenes a la mente... NUNCA MAS!
ResponderEliminarBuenísimo, Luisa, de lo mejor que te he leído. Enhorabuena, un micro excelente. Un beso.
ResponderEliminarEnhorabuena Luisa, leí hace poquito un relato que hablaba de un espejo que reflejaba sólo lo que querías ser en la vida, nada más. Era tan impactante como tu micro. Muy bueno.
ResponderEliminarUn besote desde mis palabras.
Muy buen microrrelato. Es mucho arte para decir tanto en tan poco... y decirlo tan bien.
ResponderEliminarFantástico Luisa, los espejos tienen siempre su peligro, máxime cuando hay algo que ocultar.
ResponderEliminarSaludos.
Buen micro de espejos y de hombres...
ResponderEliminarEnhorabuena
Besicos
Hay que ser precavido con los espejos, en cuanto te descuidas te devuelven la imagen de lo que tienen delante, por mucho que tú trates de disimular. Me parece muy buena la imagen de su otro yo, el más real, dentro del espejo.
ResponderEliminarUn abrazo
Si. La verdad es que no hay diferencia entre un hombre y el otro. Sólo el poder que ostentan.
ResponderEliminarMuy bueno, Luisa.
Para evitarse esas pequeñas molestias, debería romper el espejo. Cualquier ayudante de baja graduación puede ayudarle a peinarse la conciencia.
ResponderEliminarSugestivo relato.