Veo a un hombre y a un niño sentados
en un banco.
Veo a un hombre grande y a un niño
pequeño sentados en un banco del parque.
Veo cómo el hombre grande agarra con
una de sus manos al niño pequeño y le obliga a estar sentado en el banco del
parque.
No veo el movimiento de la otra mano
del hombre grande, no veo las lágrimas del niño pequeño; veo quizás a un banco
empezando a quejarse a ritmo de llanto.
Lo veo y no lo veo.
¿Lo imagino o lo estoy recordando?
Lo coso al papel, porque quiero
pasar página; pero si fracaso de nuevo, mañana, y todas las mañanas, volveré a
intentar desasirme del recuerdo y definitivamente alejarme.
Triste...
ResponderEliminarTriste... mucho.
ResponderEliminarTu vista... en absoluto.
Gracias
Un buen contar sin decir, un micro duro y sensible a la vez.
ResponderEliminarUn abrazo, Luisa
Es cierto: casi no cuenta sin embargo... te lo imaginas, creo que sí.
ResponderEliminarEspero que tenga varias interpretaciones.
Gracias, Ángel
Qué maravilla de relato entretejiendo en los pliegues de las palabras tal carga emotiva que una se siente banco embargada por las lágrimas.
ResponderEliminarGracias, y qué bonito lo has dicho. Saludos!!!
ResponderEliminarTrágico, durísimo, pero a la vez brillante. Me encantó.
ResponderEliminarSaludos.