Un corrector de treinta años de edad ha sido hallado
muerto en el sofá de su casa. Presentaba alrededor de treinta heridas por
metáforas de diversa consideración, tenía alrededor del cuello una frase
subordinada y, con toda seguridad, la cabeza estaba casi completamente separada
del cuerpo a causa de la oración excesivamente aguda encontrada junto a sus
pies; sobre el abdomen, se han encontrado un número aún por determinar de
erratas imperdonables, y del brazo derecho colgaban dos sustantivos sin
complementos, en carne viva, lo que hace suponer que las frases en las que
estaban habrían sido analizadas gramaticalmente sin anestesia en un tortura que
ha podido durar varios días.
Además, en dicho informe policial, se añade que
afortunadamente se trataba de un manuscrito por lo que se puede esperar que no se
produzca más víctimas.
En último lugar, se ha ordenado una orden de búsqueda
y captura para encontrar al autor ya que, desgraciadamente, faltaban las
últimas páginas del libro y los agentes se ha quedado sin conocer el final,
algo que fastidia.
fastidia mucho desconocer el final de las historias ;)
ResponderEliminarSaludos.
Un caso abierto con final abierto. Original y simpático.
ResponderEliminarUn abrazo, Luisa