El hecho de que estas oscuras naves estén vaciando
nuestros océanos, mares y ríos, ha puesto ante nuestros ojos un paisaje
novedoso, a la vez que triste. Sólo algunos privilegiados buzos habían logrado
escrutar las profundidades que ahora están a la vista de todos.
Antes de perder la razón, por el convencimiento del fin
inexorable, trato de rescatar la belleza de estos lugares hasta ahora
desconocidos. (Mientras, confirmo alarmado que se han llevado también los peces
y no han dejado rastro de la anterior vida submarina). Recorro los amplios
arenales, los conjuntos de rocas y cuevas que conformaban el lecho marino, y me
invade una sensación de paz que, por un instante, borra la certeza de la muerte
cercana.
Además, como bofetada de la realidad, para espabilarme de
mi ensoñación, constato apesadumbrado que en estos lugares hay tanta cantidad o
tal vez más de basura que la que teníamos en la superficie de la tierra.
Autor: Hugo Jesús Mion
Tremendo que ante la desnudez de los mares vaciados de su manto de agua, solo quede un montón de basura.
ResponderEliminarUn abrazo.
Poca esperanza de que se tome conciencia... Gracias por la lectura!
EliminarAlgún pez muerto... y nuestra huella. Gracias a los dos
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