En un tiempo
dominado por los teclados y las pantallas planas, él continuaba escribiendo sus
novelas a mano, adicto al sonido de la pluma resbalando sobre el papel.
Mucho después,
en un accidente de tráfico, perdió la movilidad de la mano derecha. Algunos
pensaron que nunca volvería a escribir pero… ¡qué poco le conocían! Aprendió a
escribir con la izquierda, sustituyó sus novelas por microrrelatos y volvió a
oír el roce del bolígrafo sobre el papel, la banda sonora en su vida.
¡Precioso! Nada impedirá que escriba ¿Quién es capaz de ponerle barreras al viento?
ResponderEliminarUn abrazo Luisa.
Tenacidad ante todo.
ResponderEliminarUn abrazo.
¡Bravo por ese escritor, qué delicia de relato!
ResponderEliminarAdaptación y evolución. Muy bueno!
ResponderEliminarBuen relato, buen ejemplo y acertado título.
ResponderEliminarUn abrazo, Luisa
Es un auténtico lujo, desaparecer de la Red en época de redes sociales, publicar una entrada en un blog (formato en clara decadencia), volver y encontrarse con estas visitas, con estos comentarios...
ResponderEliminarOs la agradezco muchísimo, es difícil decir cuánto.
Gracias a todos
Qué sería de nosotros sin esas bandas sonoras que no tienen pentagrama.
ResponderEliminarBesos.