Se habían distanciado, entre ellos habían crecido muros, silencios y fronteras, hasta que él comentó que había descubierto a sus sombras haciendo manitas cada vez que tropezaban en alguna superficie por pequeña que fuera y ella le contó, con todo lujo de detalles, el modo indecente en que sus ropas se abrazaban en cuanto se encontraban en algún armario.
Evidentemente todo aquello era una
tontería, pero volvieron a reírse juntos y a mirarse a los ojos, como hacía
tiempo que no hacían.
(Proyecto: No me cuentes películas. ¿Te animas a
contar una historia que tenga el mismo título que la película pero que no tenga nada que ver con ella)
Me gusta muchísimo el planteamiento que haces para tus microrrelatos, pero nunca encuentro el momento ni un título que me sugiera una historia totalmente distinta a la de la película homónima, por eso aún no me he decidido a secundar tu propuesta. De todos modos, te seguiré leyendo, por supuesto.
ResponderEliminarUn abrazo.
No te preocupes. Simplemente es una escusa para leer y escribir, y uno puede estar en un sitio, en otro, o en los dos. Tranquilamente.
ResponderEliminarGracias