Vestido de traje, armado con un móvil y una cartera,
aquel frío e insaciable hombre de negocios no acababa de comprender que, cheque
a cheque, dentellada a dentellada, reunión a reunión, no hacía más que atentar
contra el único tiempo que le sería dado para vivir su vida.
(Proyecto: No me cuentes películas. ¿Te animas a
contar una historia que tenga el mismo título que la película pero que no tenga nada que ver con ella)
Seremos capaces de acabar con la fauna marina y que la tierra se llenen de tiburones como tu protagonista. Me ha encantado.
ResponderEliminarBesicos muchos.
«No hacía más que atentar contra el único tiempo que le sería dado para vivir su vida.» ¡Qué profundo y qué cierto!
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