Siendo como somos opuestos, logramos que de nuestras
diferencias surgiera una profunda amistad y esta hubiese durado inalterable
hasta hoy si Él no hubiese aparecido; pero lo hizo y, antes de que nos diéramos
cuenta, sin importarle conocer nuestra opinión, nos nombró: “la luz y las
tinieblas” y nos separó.
Desde entonces, desde que estamos
obligados a vivir separados, el tiempo ha transformando nuestra relación;
ahora, el único propósito en nuestras vidas es esperar a que lleguen esos
escasos momentos en los que aún nos podemos tocar, en los que concentramos y
renovamos nuestro deseo, los amaneceres y los atardeceres.
No, no nos pidas que te demos
detalles morbosos, no queremos arriesgarnos a que Él vuelva y nos separe aún
más; por otro lado, ¿para qué contarlo?, creo que te lo podrás imaginar sin
problemas, solo has de mirar el cielo cuando nace o muere el día.
La luz y las tinieblas, la noche y el día y Luisa dejándome pensar y pensar.
ResponderEliminarBesicos muchos.
El miedo siempre latente... La vida misma.
ResponderEliminarSaludos,
J.