Se perdió en el centro comercial; se había entretenido con unos juguetes y, cuando levantó la vista, estaba solo. Mucho rato después una dependienta lo llevó a un sitio que no había visto nunca y, antes de que pudiera darse cuenta, ya estaban hablando de él por los altavoces. “No te preocupes, seguro que tu mamá viene en seguida”.
Pasó el tiempo y vio como aquellos
señores empezaban a mirar el reloj con impaciencia hasta que, con una sonrisa,
le dieron un cartón con su nombre y la fecha y colocaron en una especie de
estantería, justo en el lugar de los niños perdidos, en el de las momias.
Qué final Luisa. Excelente!!
ResponderEliminarBesicos muchos.
Jo, Luisa, sorprendente final.
ResponderEliminarUn abrazo.
Caray DDDD:
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