La cicatriz que
cruza su torso está cerrándose bien; muy pronto le darán de alta. Antes de que
se dé cuenta su marido le traerá alguna ropa, ella se vestirá de calle y
desaparecerá de su vida. Siempre supo que las charlas no durarían, que
desaparecerían junto con los besos a escondidas y las caricias dibujadas en la
piel y en el aire; y también que ella, aunque afirma quererle, nunca abandonará
al padre de sus hijos por este amor que nació entre susurros y paredes blancas.
Su primer amor y ya crece maltrecho;
el amor de su vida y no lo tendrá a su lado; puede que acabe llorando pero, por
ahora, una sonrisa tímida se asoma a sus labios y da las gracias.
(microrrelato
para una propuesta de Esta noche te cuento, esta)
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