Como cada mañana la bibliotecaria colgó el cartel
de “Silencio, por favor” y dio tiempo a que todos los personajes volvieran a
sus casas.
30 de octubre de 2017
27 de octubre de 2017
Usado
Poco antes de que los domingos fueran amargos y temiese que hablase,
viví un sábado de borrachera intentado olvidar sin lograrlo que el viernes
anterior ya estaba con otro, como si no hubiera ocurrido nada; cuando en
realidad solo el jueves había salido de mi casa empujando una maleta, el
miércoles se había negado a seguir discutiendo sobre qué hacer, el martes
lloraba y temblaba en mis brazos y el lunes éramos sorprendidos por el que era
entonces su violento marido, ese que yo había matado, para complacerla,
intentando salvarla.
25 de octubre de 2017
El animal y el amor
Era grande, mucho más de lo que
había imaginado. Entendió en ese momento por qué quien le cogía de la mano se
había negado a contarle más cosas, por qué había insistido en que era mejor
verlo.
El animal tenía una respiración
ronca y profunda, que se podía oír desde bastante lejos. Además, con cada
inspiración, al hincharse, lamía todo lo que le rodeaba y después, mientras
parecía soltar el aire, dejaba tras de sí un rastro de espuma para justo
después empezar a crecer de nuevo, como si quisiera comerte.
El niño levantó la cabeza:
-¿Y cómo dices que se llama, papá?
-Mar.
Y el pequeño se puso muy contento,
pues el nombre que habían puesto al animal era el de la niña que le gustaba. Él
era azul, del mismo color que sus ojos; y curiosamente, estando allí, sólo con
mirarlo, notaba el mismo cosquilleo en el estómago que cuando, cogidos de la
mano, salían a jugar juntos en el recreo.
(microrrelato incluido en “Menguantes”, libro que puedes descargarte en
este enlace)
23 de octubre de 2017
Triste destino
El escritor
intentaba atrapar la ficción y coserla al papel con puntadas de tinta.
Escribía
algunos párrafos, los releía, empezaba de nuevo, tachaba, corregía, añadía
algunos detalles y suprimía otros, leía en voz alta, se quedaba en blanco.
Tras cuatro
horas de trabajo, el escritor dio por bien empleado el día. Apiló las hojas,
colocó los lápices, tiró los folios emborronados y, sólo cuando hubo salido del
despacho, se empezaron a oír unos extraños ruidos en la papelera. Eran los
abnegados protagonistas de la ficción que se estaba gestando, quejándose de las
continuas dudas de aquel que les daba la vida, de sus tachones que eliminaban
escenas de un plumazo o de las frases que dejaba ya para siempre olvidadas, de
cada nueva versión que él era capaz de escribir y que ellos estaban obligados a
representar, obedientes y sin descanso.
Sí,
aquellos personajes estaban agotados pero lo peor no era eso, lo peor era estar
convencidos de que aquel libro en el que iban a existir no iba a llegar a ser
leído por nadie nunca.
20 de octubre de 2017
En el borde
Al otro lado de la mesa del
despacho, estaba una de sus alumnas.
La había visto sacar y meter una
chuleta del sujetador en mitad de un examen y ni antes, con toda la clase
delante, ni ahora a solas, sabía qué hacer. No era la primera vez que ocurría.
Ella le miraba con toda la picardía
que le daba saberse dueña de la situación. Él la miraba a ella, intentando que
sus ojos no bajasen al vértice que sobre el pecho le hacía la blusa.
No era su primera vez y algo le
decía que tampoco sería la última.
18 de octubre de 2017
Revista La Oca Loca
Continúo con las publicaciones en la revista La Oca Loca (revista del centro penitenciario de Daroca), en esta ocasión el microrrelato es “Diablos”.
Seguiremos informando.
16 de octubre de 2017
Efecto secundario
Curiosamente, tras ver los últimos estrenos en 3D,
empezó a pensar que la realidad era penosamente lenta y plana.
13 de octubre de 2017
La hazaña
Que la vida era una auténtica aventura nos lo
recordaba todas las noches la televisión; después rezábamos nuestras oraciones,
poníamos el despertador y al día siguiente, entre miedosos y emocionados,
hacíamos frente a lo que no queríamos de ningún modo ver como lo que realmente
era: una, otra más, miserable y raquítica vida.
11 de octubre de 2017
Des-ahogo
Nunca
se había atrevido a soñar en una gotera como aquella: apenas unas horas después
de aparecer, ya era una cascada bien hermosa.
Escuchaba
ahora el relajante ruido del agua cayendo sobre la estantería, veía con orgullo
cómo sus maquetas de barcos surcaban el comedor haciendo sonar sus sirenas, oía
a una familia de patos de goma jugar en la bañera y descubría un perro, que no
recordaba ni haber tenido ni haber deseado nunca, nadando con un palo en la
boca.
Sonó
el timbre de la casa, tenía que ser su vecina de abajo, de hecho sólo quería
que fuese ella; y, remando en su barca nueva, fue a abrir la puerta. Se propuso
entonces invitarla a dar un paseo y si lograba que embarcase, tras enseñarle el
pequeño acuario que había crecido en la cocina, dejaría que las olas los
empujasen hasta encallar en la playa de la cama, donde podrían bajar y tumbarse
entre las sábanas para ver juntos las estrellas.
(microrrelato
incluido en “Menguantes”, libro que puedes descargarte en este enlace)
9 de octubre de 2017
En vías de extinción
Durante
toda su vida mis padres se negaron a usar en mi cuerpo tanto la biología
cibernética como las actualizaciones cada vez más comunes de software
sanitario. Yo mismo heredé de mis progenitores una exagerada animadversión por
todo lo que se alejaba de la selección natural de las especies y las obsoletas
vacunas que tanto proliferaron en el siglo XX.
Me
convertí así en el último homo sapiens,
en el ser único e insignificante que tanto afeaba a la nueva raza de hombres:
los posthumanos.
Hoy,
cuando toda su civilización empieza a enfermar y a desaparecer por causas
desconocidas, ellos han empezado a mirarme, han comenzado a pensar que yo bien
podría ser un útil conejillo de Indias y esconder entre mis células esa
salvación que se les está escapando.
6 de octubre de 2017
Cita a ciegas
“Necesito
ropa”, esas eran las dos palabras que rebotaban sin cesar entre sus sienes, que
resumían su obsesión y que justificaban, según él creía, que estuviese robando
las maletas a aquella elegante mujer en el abarrotado aeropuerto.
Venía
observándola con disimulo desde hacía algunos minutos y había decidido que su
ropa era la adecuada para incorporar a su ya extenso ropero, que sería una
digna compañía de los trajes chaqueta que desde hacía meses esperaban en el
armario, cuidadosamente colgados. Aún recordaba aquel hombre de negocios de
cuyo equipaje se apropió. Aquel hombre y esta mujer hacían buena pareja y él no
podía resistir la tentación de, aunque solo fuese con sus ropas, emparejarlos.
4 de octubre de 2017
Presente
No acababa de entender la fascinación por los
viajes en el tiempo, no sabía por qué cambiar el futuro yendo al pasado cuando
en realidad todo era mucho más fácil: bastaba con mentir sobre ese pasado,
modificar el curriculum y acceder así a un futuro mejor.
2 de octubre de 2017
La vida puede seguir igual
Tras
diez años de continuos reproches echándole en cara que llevasen aquella
aburrida vida, ella dejó de hablarle y empezó a castigarle con miradas llenas
de decepción y desprecio. Curiosamente, para él, con lo fácil que había sido
dejar de escuchar los gritos, evitar aquellos ojos, que le acosaban, amenazaban
y perseguían, resultó imposible.
Durante un tiempo buscó una solución
para aquel problema que atenazaba su tranquilidad y su vida, durante un tiempo.
Ahora despedía a los policías en la
puerta de la casa; ellos le daban educadamente el pésame, le pedían disculpas
por las molestias, se iban y lo dejaban al fin solo. Él ya cierra la puerta
despacio, ya sonríe; por fin, ahora, podría seguir viviendo su mediocre,
monótona y miserable vida, ésa que con tanta razón y que tan bien había
descrito siempre ella.