17 de octubre de 2018

El último verano


Aquel verano, el reloj de la iglesia nos salpicaba la hora desde la torre; la sombra, tras su operación bikini, se hacía invisible en las calles de adobe y la tarde se alargaba tras la siesta en un bombardeo inclemente de moscas. Teníamos quince años, nos hacíamos guiños desde el interior de nuestras primeras gafas de sol y habíamos aprendido desde niños algunas verdades inalterables y absolutas: que estábamos dejando de serlo, que el agua bailaba en nuestro cuerpo y que el río estaba cerca.

(Proyecto: No me cuentes películas. ¿Te animas a contar una historia que tenga el mismo título que la película pero que no tenga nada que ver con ella)

2 comentarios:

  1. Me ha encantado tu relato. Supongo que porlo mucho que me recuerda a mi infancia, pero también por las maravillosas frases descriptivas, sobre todo al comienzo. Con tu permiso lo comparto en mi Google+. Hay escritos que merecen ser difundidos al máximo.

    Un abrazo.

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  2. Gracias!!! Me alegro que te haya gustado y que sean buenos recuerdos

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