14 de enero de 2019

Mal de altura

Le dolía de forma constante la cabeza, sin embargo poco podía hacer, aguantar y esperar a que otros descubrieran su mal y le pusieran remedio.
Afortunadamente aquel otoño llovió, las heridas hicieron unas hermosas goteras y los inquilinos no pudieron hacer otra cosa que arreglar la azotea.

2 comentarios:

  1. A Dios gracias llovió. Me encanta!!
    Besicos muchos.

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  2. Gracias, eres mi más fiel lectora y comentarista y te lo agradezco infinito.
    Muchísimas GRACIAS!!!

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