28 de enero de 2019

Un buen truco

Estuvimos ensayando durante meses el nuevo número de magia, elegante, aparentemente sencillo pero simplemente genial.
Por eso, cuando creímos haber alcanzado la perfección, empezamos a hacer publicidad para asegurarnos de que el día que lo representásemos por primera vez la sala estuviese llena.
Todo salió perfecto, justo como yo esperaba.
Él inició el número, ejecutó algunos pases, hubo un redoble de tambor, unos segundos de absoluta oscuridad, dejó al público sin habla y poco después intentó que yo volviese a aparecer, sin lograrlo.
Quizás no hice bien, es posible que sea la responsable de que su carrera haya acabado, no lo niego; pero no solo era bueno siendo mago, también lo era haciéndome daño.

2 comentarios:

  1. Excelente tú, que has conseguido una vez más dejarme con la boca abierta y aplaudir ese juego de magia tuy que consigues con las letras.
    besicos muchos.

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  2. Algunos no aprenden nunca.
    Buen relato.

    Saludos,

    J.

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