15 de febrero de 2019

Dos versiones

Tras la muerte de su mujer y algunos meses de duelo, decidió enfrentarse a todas esas cosas que se habían quedado, como él, sin dueña.
Libros por leer o para releer siempre. Recortes de recetas de cocina. Dos regalos envueltos a la espera de cumpleaños. Un frasco de colonia sin abrir. Ropa que no recordaba haber visto. Nombres y números desconocidos en la agenda del móvil. Y un ordenador, un portátil inundado de los correos de un hombre que decía amarla y al que ella parecía corresponder.
Tras no pocas dudas, se puso en contacto con él y quedaron para conocerse.
Hablaron durante horas pero, al acabar la tarde, cuando se despedían en mitad de la calle y para siempre, habían descubierto que la mujer de la cual estaba enamorado el hombre que tenían enfrente no era la suya, que al menos había dos versiones distintas habitando el mismo cuerpo, que la ausencia que ella había dejado en cada uno de ellos era única y que el otro jamás podría adulterar ese recuerdo.

1 comentario:

  1. La virtualidad permite esas cosas, nadie conoce al que escribe en mi blog, o al menos no me asocian con la persona con las que tratan todo el tiempo. Es algo casi... normal en estos tiempos.

    Y lamentable, también.

    Saludos,

    J.

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