24 de junio de 2019

La digestión

Llevaba años alimentándose de conversaciones ajenas. Nadie como él para apropiarse de las palabras que flotaban en el aire de la calle, que se dejaban caer en la cola de la frutería, que se olvidaban junto a un paraguas en un autobús cualquiera.
Las devoraba con verdadera ansía. Se las tragaba apenas sin masticar, sin saborearlas, prácticamente enteras. Sin embargo, su recalcitrante soledad hacía que le fuese difícil digerirlas.
De modo que, solo cuando fue capaz de vomitar su dolor, solo cuando su discurso dejó de ser eco de otros y sus palabras empezaron a ser suyas, solo entonces, sonrió y levantó la cabeza.

2 comentarios:

  1. Ahí, ahí, haciendose oír, aunque solo fuera interiormente :D

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  2. Qué difícil digestión y que bonito relato. Me ha encantado Luisa.
    Besicos muchos.

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