21 de septiembre de 2020

El mago Bunny

Para nuestra sorpresa, el ilusionista que se nos había anunciado parecía ser un conejo con un pequeño sombrero de copa y una zanahoria a modo de varita. Empezaba ya a sentir cómo los murmullos de enfado y protesta crecían a mi espalda cuando el animal, en unos de sus torpes paseos por el escenario sin perder su perpetua e irónica sonrisa, ante nuestra incredulidad y sorpresa, dio paso a un hombre con esmoquin, una mujer especialmente atractiva, una mesa con un tapete y dos sillas, unas cuantas barajas, una jaula grande y cuadrada sobre un soporte de ruedas, una caja más con un par de cuchillas ensartadas, un amplio juego de cuerdas y pañuelos y no menos de veinte espadas de buen tamaño, junto a todo lo que a buen seguro no estaba a la vista.      

1 comentario:

  1. Siempre que nos dejamos guiar por las apariencias pasan este tipo de cosas...

    Suerte,

    J.

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