22 de febrero de 2023

Un poco de sal

Cuando llegó la hora de empezar a preparar la comida, me di cuenta de que en algún momento de la mañana había perdido la ilusión. Busqué en el bolso que había usado ese día, en el mueble en el que en ocasiones dejo las llaves al entrar en casa, como último recurso metí la mano en algunos bolsillos. Nada, las yemas de mis dedos no notaron nada cálido. Tuve que admitir que mi ilusión era pequeña, quizás demasiado, que hacía tiempo que los horarios de trabajo y mi matrimonio no ayudaban; pero ahora que parecía haberla perdido, ¿dónde obtener un poco, lo justo para salir del paso? Supe entonces que tendría que recurrir de nuevo a mi vecino del cuarto.

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