No
soy como te imaginas, le había dicho, despreciando sin contemplaciones su
declaración de amor y su gesto servil. Sin embargo, por la noche, sola en la
cama, su rostro de perro sumiso baila sin cesar frente a mis ojos cerrados y
comprendo que sí, que esa sí que soy, que nadie me había calado jamás tan bien
y tan rápido como ese hombre que dice querer ser mi esclavo, a quien llamaré
por la mañana para ordenarle que se someta y me obedezca en todo, justo como
ambos deseamos.
(microrrelato escrito para esta propuesta,
el Monstruoscopio 2025 de Esta noche te cuento)