-Es la princesa que habita tus sueños la que ahora te habla.
Y frente al espejo, la mujer ahoga un grito llevándose la mano a los labios.
-¿Te acuerdas?
Sí, claro. Es su amiga invisible, la que había desaparecido cuando creyó enamorarse del hombre que ya empieza a aporrear la puerta.
-¿Se puede saber qué haces?
La mujer, asustada, teme que él entre en el pequeño baño y logre, como ya hizo antes, que todos sus sueños desaparezcan.
-No temas, él nunca podrá verme.
Antes de abrir la puerta la mujer mira de nuevo hacia el espejo, dibuja una sonrisa infantil en el rostro y añade, justo al final, una mirada delirante que tiñe a la imagen de espanto y hace que la joven ahogue, también ella, un grito.
(microrrelato presentado al Concurso ImaginArte Minificciones en Cadena)
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Microrrelato que, tras ser tallereado por Mónica Brasca, adopta la siguiente versión final:
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Microrrelato que, tras ser tallereado por Mónica Brasca, adopta la siguiente versión final:
—Es
la princesa que habita tus sueños la que ahora te habla.
Y
frente al espejo, la mujer ahoga un grito llevándose la mano a los labios.
—¿Te
acuerdas?
Sí,
claro que la recuerda. Es su amiga invisible, la que había desaparecido cuando
creyó enamorarse del hombre que ya empieza a aporrear la puerta.
La
mujer, asustada, teme que él entre en el pequeño baño y logre, como ya hizo
antes, que todos sus sueños desaparezcan.
—No
temas, él nunca podrá verme.
Antes
de abrir la puerta, la mujer mira de nuevo hacia el espejo, dibuja una sonrisa
infantil en el rostro y añade, justo al final, una mirada delirante que tiñe a
la imagen de espanto y hace que la eterna amiga ahogue, también ella, un grito.
Un micro con mucha solidez. Creo un magnetismo con la protagonista y con su angustia, me gustó mucho. Un abrazo.
ResponderEliminarNo he terminado de entenderlo. Lo releeré.
ResponderEliminarMe deja con dudas, pero me ha encantado. Tiene mágia y misterio.
ResponderEliminarBesos
Yo, para mi, que he metido muchas gente en pocas palabras y eso despista de lo importante.
ResponderEliminarPero.......bueno, es la primera vez que participo en ese concurso.
Gracias, chicos y chica.
Los espejos, los espejos, entre borgiano y blancanievesiano...
ResponderEliminarDesde luego es mejor una amiga invisible inofensiva que la clase de hombre que parece ser el que aporrea la puerta. Es muy inquietante; le da un aire a El resplandor, solo falta el hacha.
ResponderEliminarLuisa, si me lo permites, creo que ya sé lo que despista: te refieres a la amiga de tres maneras distintas (princesa, amiga y joven). Todo ello si he entendido bien. Una vez que asumes eso el relato es perfectamente comprensible y, lo que es peor, inquietante.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo contigo Depropio, demasiados nombres para una misma persona. Lo cierto es que no quería repetir palabras y...muy posiblemente me fui por el otro lado.
ResponderEliminarMuchas gracias en cualquier caso, y muy agudo.
Un relato que habla de vidas ocualtas a quien no sabe valorarla. Inquietante y triste.
ResponderEliminarBesos a puñados.
Yo también he tenido que releer un par de veces el final pero, una vez comprendido, ese grito ahogado de su amiga invisible es realmente aterrador...
ResponderEliminarUn abrazo reflejado
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarHola, yo no le veo demasiada dificultad, aunque he de reconocer que suelo escribir rarezas aún mayores, ahora bien, quizás al último párrafo sí le daba algo de aire... Creo que igual ayudaría poner un punto en "una mirada delirante.", para terminar con una frase más corta que se centre única y exclusivamente en el grito ahogado. A mí me gusta este rollo fantástico de espejos, de imaginación y sueños -y sueños rotos desde otra persona-.
ResponderEliminar¡Un abrazo! ^_^
Gracias, interesante. Puedes estar seguro de que lo miraré, despacio.
ResponderEliminarMuy amable.
Me alegro de que Martín lo haya leído, para que tú nos lo cuentes y así llegar hasta este micro -excelente- que me había perdido en su momento.
ResponderEliminarLo que más valoro de la literatura -como de cualquier manifestación de arte-, Luisa, es que me haga sentir y tú, aquí, lo logras con creces.
¡Bravo!
Un abrazo,