28 de octubre de 2016

Cambio de foco

Pasado casi un año supo que estaba mucho mejor, que había empezado a asumir su ausencia y que el dolor empezaba a ceder para transformarse en un odio por las malditas gafas de cerca que ya tenía que ponerse a todas horas para descubrir que no tenía ninguna llamada perdida y que él seguía sin escribirle un maldito mensaje.

5 comentarios:

  1. Si no hay noticias, supongamos que son buenas noticias.
    Besos.

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  2. Gracias, chicos.
    No me había dado cuenta, hasta que lo has dicho Alfred, que esa frase que usamos todos para estos casos no aplica. Interesante

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  3. Si el tiempo no lo cura todo, al menos lo suaviza.
    Un abrazo, Luisa

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  4. El dolor enquistado duele menos. Uno se hace.

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