11 de octubre de 2016

Su único dueño

Tras años de peleas y malos tratos, iniciaron los trámites del divorcio. Sin embargo, él no podía creer que ella hubiese dejado de quererle y que aquello fuese el final. Un día, alguien le dijo que había visto a su mujer acompañada de un hombre, sólo eso; y él salió corriendo hacia la que había sido su casa, dispuesto a coserle en la piel si era preciso, a punta de navaja, un “Eres mía”.

7 comentarios:

  1. Tremenda realidad cotidiana que parece no hay forma de erradicar, falta mejor educación para ello.

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  2. Dura y triste realidad del amor muy mal entendido. Un beso Luisa.

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  3. Sí, todavía esa realidad existe, esa posesión que intenta defender el más débil haciendo valer su fortaleza física.
    Gracias, Luisa

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  4. Él no entendió los motivos por los que ella quiso separarse. Los demás sí. Una triste lacra que no parece tener fin
    Un abrazo, Luisa

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  5. El "eres mía" se comienza a decir inocentemente, románticamente, y en algún momento se hace patológico...

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