18 de abril de 2018

Una cuestión de estética

Mientras los demás dormían la siesta, él planchaba la oreja. Hubiese preferido poder hacerlo por las mañanas pero, aunque solo fuese una, era tan grande que estirarla, plancharla y acomodarla después sobre el cráneo no podía hacerse dormido y con prisas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario