14 de noviembre de 2018

La grieta



Su vida era perfecta. Un trabajo bien remunerado, que la mantenía ocupada y no le causaba grandes problemas. Una casa con la que impresionar a las visitas. Un par de hijos inmersos en un horario sin fin de clases particulares. Un marido y un amante, domesticados hace tiempo, de los que ya nunca salía un reproche. Un cuerpo a salvo del tiempo, vigilado de cerca por un ejército de especialistas. Un armario interminable que crecía sin parar. Joyas. Zapatos. Amigas. Fiestas. Viajes.
Sí, su vida era perfecta; pero… algo se quebró en su interior cuando oyó reírse a carcajadas a aquella pareja en la calle. Desde entonces no ha dejado de rebotar entre sus sienes la pregunta: “¿hacía cuánto tiempo que ella no se reía así, hacía cuánto que no se reía con alguien?”.

(Proyecto: No me cuentes películas. ¿Te animas a contar una historia que tenga el mismo título que la película pero que no tenga nada que ver con ella)

2 comentarios:

  1. Precioso relato Luisa y muy común lo que nos enseñas entre tus letras y se ve en esa grieta.
    Besicos muchos.

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  2. Sí, lamentablemente es muy común. Ocuparse de las cosas y olvidarse de las risas.
    Gracias

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