14 de junio de 2011

El porqué de las olas

     Dispuesta a quedarse en la playa para jugar con el niño, la ola tomó impulsó y escaló la suave pendiente de arena. Sin embargo, no midió bien el empuje del viento, de la marea y de las que venían detrás y, antes de darse cuenta, su lengua estaba lamiendo los cimientos de un castillo y acababa con él.
    Avergonzada retrocedió sobre sus pasos, intentando camuflarse entre sus compañeras, observando con verdadero desazón el rastro de espuma que la delataba y que iba dejando en su huida.
      Ya en mar abierta, oculta, mezclada, vio cómo el niño miraba los destrozos y empezaba a levantar, sin aparente enfado, un muro más tosco, más grueso y más cerca del agua.
      Una compañera, más osada que ella, se arrastró por la arena y, sin dudarlo, llegó al obstáculo, lo rodeó, lo superó, lo debilitó; y el niño, entre risas, ayudado por unos amigos, empezó a reforzarlo, a engrosarlo, a construir un foso, un puente, una montaña,…
       Este juego empezó hace mucho tiempo y continuará mientras haya un niño en la playa, palabra de ola.

(microrrelato finalista en el Concurso ImaginArte Minificciones en Cadena)

8 comentarios:

  1. Y cuando no hay playa, los construimos en el aire.

    Me gustó. Saludos.

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  2. Que nunca deje de haber niños en el mundo, son el motor.Qué preciosidad de cuento!

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  3. Enhorabuena!! este micro merece la selección y tu constancia siempre tendrá sus frutos :) Un fuerte abrazo

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  4. Los frutos son vuestras visitas, vuestros comentarios.
    Gracias a todos.

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  5. Es tan natural, tan entrañable que te deja una sonrisa dibujada en los labios. Me gustó al leerlo la primera vez, ahora aún me parece más bonito.

    Abrazos

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  6. Qué original ponerte en "la piel" de una ola..., y el relato es muy bonito, bien rematado. un beso
    Bea

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  7. Los niños son el porqué de las olas. Y las olas son el porqué de los niños.
    Abrazos fuertes,
    PABLO GONZ

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