Cada vez que vaciaba una botella, le veíamos mirar
hacía el interior para poco después enfadarse y pedir otra. Un día quisimos
saber qué buscaba dentro, qué era lo que parecía no encontrar nunca
Un barco, contestó él, el que me sacará de esta isla.
Aún hoy puedo verlo acodado en su playa, con sus ropas
harapientas, su barba ya blanca y sus arrugas, con la mirada quemada por la
esperanza y las manos vacías. Lo veo, tan náufrago como entonces o quizás, como
lo estoy yo, más náufrago que nunca.
(con
este texto alcancé el segundo puesto del IV Premio Búcaro, en la modalidad de
microrrelatos para adultos; pero hubo algún conocido más entre los ganadores,
no tienes más que echar un vistazo al acta con el
fallo del jurado)
Felicidades Luisa, un gran relato, todos somos un poco náufragos en la historia que nos toca vivir.
ResponderEliminarAbrazos.
¡Enhorabuena, Luisa! Estas noticias siempre alegran y son para compartir.
ResponderEliminarA seguir así.
Besos.
Hay que empezar bien la "vuelta al cole" (si, ya sé que queda mucho, pero lo que no quedan son vacaciones)
ResponderEliminarLo bueno de volver a la rutina, es esta rutina. No cabe duda.
Sí. La vida es un naufragio. Buen relato, bien ambientado, con un regusto de nostalgia.
ResponderEliminarBesos salados
Enhorabuena Luisa. Es buenísimo el micro, me ha encantadoi.
ResponderEliminarBesivcos muchos.
Enhorabuena, felicidades, congratulations, que te acompañe en otros tantos, y nos lleguen tan frescos como este. Me lo he leído y me ha gustado. Tienes una forma de expresión realmente fantástica.
ResponderEliminarUn abrazote